Si alguna vez has visto a un emprendedor sin café, probablemente era porque ya se había tomado tres.
El café no solo despierta, sino que inspira. Es la gasolina de las ideas locas, el aliado en las madrugadas y el culpable de que tu teclado tenga manchas misteriosas.
Desde el espresso rápido antes de una reunión, hasta el café filtrado que te acompaña en una tarde de trabajo, esta bebida es más que un hábito: es un ritual sagrado.
Y si hoy estás leyendo esto con una taza al lado, brinda conmigo… pero con cuidado, que el portátil no perdona.